martes, enero 16, 2007

Guardia redoblada

Lo consulté con la almohada. No era posible que esa situación en mi relación me afectara así. Yo sabía que tenía novia... yo sabía que él la quería (porque una cosa, sin duda, es querer, y la otra estar inmerso en una super relación sexual), pero también sabía que yo tenía lo mío y que él la había estado pasando súper conmigo.
Así que al día siguiente me esmeré mucho más en mi arreglo personal, me puse más sensual, y redoblé la guardia: volví a "necesitarlo" para hacer el trabajo final del curso.
Nunca le dije que yo había estado ahí, ni mucho menos lo mal que me había sentido. Así que me lo llevé a una cafetería muy solitaria, sacamos nuestros cuadernos y libros, pedimos nuestros cafés y empezamos a hablar sobre nuestros respectivos temas para el trabajo escrito final.
Era una cafetería al aire libre, y la mañana estaba fantástica. Comencé a besarle el cuello y la nuca, mientras mis manos le acariciaban el pecho... El cerró lo ojos y se dejó querer.
Después mis manos bajaron hasta su cintura y desde ahí metí una de mis manos a su pantalón. Sentí su miembro, ya para entonces durísimo y húmedo. Lo tomé con mi mano, y empecé a masturbarlo: arriba y abajo, lenta pero firmemente.
El me sentó nuevamente porque la mesera se acercaba. Pero una vez que se fue, ahora él fue quien se abalanzó sobre mí a besarme con esa pasión que ya se me estaba volviendo adicción. Ahora también él metió su mano a través de mis pants, y fue a dar justo ahí, donde dos de sus dedos me penetraron una y otra vez. No dudarán si les digo que fue riquísimo, venirme así, con sus dedos dentro, en una silla de una cafetería al aire libre...
En realidad no sé si él se olvidó de la novia, pero ¡yo sí! El trabajo escrito tuve que ponérmelo a hacer hasta en la noche, pues en realidad ya no hicimos nada de eso. Después de ahí, nos fuimos a nuestro hotel favorito, para que él satisficiera sus ricos y excitantes instintos.
No hubo novia en todo ese día. Sólo él y yo, solos, otra vez... ¡Yes! (CONTINUARÁ)