Coincidimos él y yo en un curso de sociología. La primera clase, la primera vez que lo vi. Su físico me encantó. Era del tipo que siempre me ha atraído (sin embargo nunca había andado con alguien con ese tipo). Por supuesto, pensé: "¡Ah! ¡si tuviera 10 o 15 años menos!".
Después, al escucharlo hablar, discutir y argumentar, me ganó ya no sólo la hormona, sino también el cerebro. "¡Vaya! ¡qué chico tan brillante!", pensé. Comenzamos a conversar gracias a las magníficas dinámicas de grupo (equipos, parejas, etc.) y a las "dificilísimas" tareas que dejaban, pues "tuve" (qué sacrificio!) que pedirle ayuda, asesoría, guía...
De pronto mi sexto sentido me dijo que no le era indiferente. Y digo que mi sexto sentido porque él nunca de los nuncas coqueteó ni nada por el estilo... de hecho hablaba mucho de... su novia.
Pero cuando mi sexto sentido me dijo "le gustas", comenzaron mis noches de insomnio, de fantasías sexuales, de sueños eróticos y sábanas humedecidas. Me encantaba pensar en él a todas horas, e imaginar miles de encuentros sexuales, lugares, formas, posiciones.
Nuestro acercamiento cada día fue mayor. Ibamos juntos a la biblioteca, al café, a conferencias y demás actividades que nos dejaban de tarea. Y empecé a conocerlo ya no sólo física e intelectualemnte, sino ahora también desde dentro, del alma y del corazón. Y me ganó. Me encantó. Me enloqueció. Y una tarde, de buenas a primeras, mientras me hablaba de Weber y Foucault, lo besé. Y me correspondió, ¡y de qué manera! Sentí fuego en los labios e inmediatamente mi vagina se humedeció. Sentí electricidad en el cuerpo y mariposas en el estómago.
Después, clásico, como de telenovela, nos separamos y me disculpé: "Perdón, yo... no... es que me encantas". Él, nervioso también, sólo se agachó, sonrió tímidamente (me encantó), y me dijo: "Pero... mi novia..." A lo cual le contesté, como toda una mujer madura: "¿Qué tiene? No soy celosa... si te animas a andar conmigo, jamás seré un problema para ti. Sólo vamos a disfrutarlo..."
Su respuesta: el primer beso más cachondo, más largo, más caliente y excitante que me habían dado jamás en la vida. [CONTINUARÁ]
jueves, julio 27, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
6 comentarios:
!Vaya!... despues de todo Weber si aporta en la sociologia.
me gusta las mariposas en el estomago, esas que a veces se posan en la carita de la gente que te gusta y abren sus alas en forma de una sonrisa.
...ya tengo curisidad por la pàrte que viene.
saludos Sandra
uyyy que intenso....... para serte sincero yo nunca había fantaseado con la chica que me gsutaba... no lo veía desde ese punto... jejej
Tengo curiosidad por seguir la historia,, espero nos cuentes...
Saludos
Excelente historia, y la forma que la escribes hace querer leer más y más, ten por seguro que seré un lector asiduo de tu blog =)
¿Sera continua tu historia?
No nos dejes en suspenso...
Felicidades por tu relato.. ahh que historias esas
¡Y todavía no acaba!
Besos
Publicar un comentario